Al ser Manhattan una isla y por tener un tráfico a veces imposible, una opción posible para moverse por la ciudad de Nueva York es el uso de taxis acuáticos. Estos servicios evitan todos los atascos y pueden ser muy útiles para recorrer distancias que se hacen muy largas si se debe usar la carretera.

El mayor inconveniente de los taxis acuáticos en Nueva York está en que a veces no basta con uno para llegar al punto que necesitas. Al estar en el agua uno se ve obligado a desplazarse hasta el mar o el río Hudson y entonces al llegar al destino es posible que de nuevo uno se vea obligado a usar un taxi terrestre para llegar al objetivo final.

A principios del siglo XX John Pieport Morgan popularizó esta forma de transporte, empleando su yate privado para desplazarse desde la zona donde vivía (próxima a Central Park) hasta el área financiera, en el Lower Manhattan.

Hoy en día cualquiera de nosotros puede permitirse este pequeño lujo, pues sus precios son desde luego tolerables para cualquier bolsillo.