Desde luego, Estados Unidos es también famoso por las armas. A los europeos, acostumbrados a verlas muy de lejos, nos inspiran respeto, miedo y sentimientos negativos.
Por ello cuesta entender la costumbre tan asentada de tener armas, el cuidar de ellas, coleccionarlas. Y disparar.
¿En cuántas películas americanas no hemos visto cómo dos policías demuestran su habilidad en un recinto cerrado para prácticas de tiro?
Los campos de tiro son muy habituales en los Estados Unidos. En ellos pueden refrescar su puntería los policías, soldados, guardas de seguridad, cazadores y también cualquier persona que disfrute con el uso racional de las armas.

La existencia de estos lugares donde practicar la puntería está mucho más generalizada en ciertos estados “amigos de las armas” como Kentucky, Tennessee, Florida, Alabama, Georgia, New Hampshire, Arizona, Nevada, y Utah.
En otros estados americanos hay mayores restricciones al uso de las armas y estas por tanto no resultan tan populares. De ahí que no haya tantos lugares donde practicar el tiro. Nueva York y California son dos de estos estados más restrictivos.

Las balas pueden encontrarse hasta en los centros comerciales, como Wal-Mart, a precios realmente bajos (19 dólares por 100 balas de un calibre bajo).
Los campos de tiro son como las boleras. Si eres un habitual, lo normal es que lleves tu propia pistola y el equipo necesario para las prácticas. Sólo pagas por alquilar una zona de tiro, y en muchos casos el ser miembro de una sociedad te da derecho a una especie de tarifa plana.
Para los que se acerquen modestamente siempre existe la posibilidad de alquilar un arma, las balas, las gafas protectoras y todo el equipamiento que consideres necesario para tu seguridad.
Los campos de tiro (shooting ranges en inglés sin quieres ampliar tu información) pueden ser al aire libre o interiores. Los campos al aire libre están empezando a sufrir persecuciones por la degradación de la naturaleza. Estos lugares están severamente dañados por la cantidad de plomo que en ellos se encuentra. Cada vez son menos y las restricciones mayores.
Los campos en pistas cerradas pueden parecer un poco claustrofóbicos, por las medidas de seguridad y las limitadas dimensiones y condiciones de aislamiento. Para proteger las instalaciones sólo se permiten armas de un calibre limitado según una medida que se indica en cada campo de tiro.

Las pistas se alquilan por horas, múltiplos o fracciones de una hora son lo habitual y los precios rondan los 20 dólares por una hora. El alquiler de protecciones para oídos y ojos son apenas unos tres dólares más.
Una excursión atípica en Nueva York puede ser a una de estas instalaciones de tiro. Esto sí que es true american. Veamos por ejemplo la West Side Pistol Range.
Situado en la 20th con la 5ª avenida, muy cerca de Broadway y el Madison Square Park.
Como en Nueva York hace falta un permiso para disparar armas de calibre superior al 22, estas pistas de tiro permiten a cualquier hacerlo, siempre y cuando tenga más de 18 años y esté dispuesto a pagar 50 dólares. Seguro que la experiencia merece la pena.
Si no tienes experiencia con las armas o estás un poco desactualizado, tienes que pasar un curso elemental con un instructor que estará contigo comprobando que no haces nada mal una vez pases a la sala de tiro.
Si eres nuevo, un rifle del calibre 22, más el curso de formación, más una caja de munición y todo lo necesario para tu práctica sólo te costarán 50 dólares.
Si quieres algo más gore, un fusil de 9 milímetros, por 75$ con las mismas condiciones.
En este campo de tiro están acostumbrados a los novatos, turistas y curiosos que quieran aprovechar su paso por el país de las armas para desquitarse de esos oxidados fusiles con los que tuvieron que practicar en el ejército, o de ese servicio militar que no tuvieron la oportunidad de hacer.
Fuentes y más información: Artículo de la Wikipedia sobre Shooting Ranges.
Las fotos han sido tomadas de la Wikipedia y son de libre distribución.